OVNIs en Boulmer: Los Archivos Secretos de la RAF que confirmaron avistamientos en 1977
Documentos desclasificados revelan el encuentro de pilotos militares con objetos voladores no identificados sobre el Mar del Norte, en un caso oculto por décadas”
En julio de 1977, la Base de la Real Fuerza Aérea (RAF) en Boulmer, Reino Unido, se convirtió en el epicentro de uno de los avistamientos de ovnis más intrigantes y mejor documentados de la historia militar británica. Testigos altamente capacitados, entre ellos pilotos de combate y operadores de radar, observaron objetos luminosos que desafían explicación convencional. Sin embargo, los informes fueron clasificados bajo estricto secreto, etiquetados bajo el código “SF4” y archivados en el departamento de “posible contacto extraterrestre” del Ministerio de Defensa. Solo ahora, gracias a la Ley de Libertad de Información (FOI), los detalles de este incidente han salido a la luz.
El Encuentro que Desconcertó a la RAF
El incidente comenzó cuando el teniente de vuelo A. M. Wood, un piloto experimentado y descrito en los informes como “fiable y sobrio”, avistó dos objetos brillantes flotando sobre el Mar del Norte. Según su testimonio, el objeto más cercano era redondo, luminoso y de un tamaño descomunal: entre cuatro y cinco veces más grande que un helicóptero Whirlwind. Los objetos permanecieron suspendidos a unos 1,524 metros de altitud, aproximadamente a cinco kilómetros de la costa.
Lo más sorprendente fue el comportamiento de estos objetos. El cabo Torrington y el sargento Graham, quienes también presenciaron el fenómeno, declararon que los objetos se separaron y uno de ellos cambió de forma mientras se desplazaba hacia el oeste. Durante una hora y cuarenta minutos, los tres militares observaron cómo una de las estructuras adoptaba una forma discoidal, desafiando las leyes de la aerodinámica conocida.
Corroboración por Radar y el Encubrimiento
La credibilidad del avistamiento se reforzó cuando la estación de radar de la RAF Boulmer confirmó la presencia de los objetos en la misma ubicación reportada por los testigos. Incluso se realizaron consultas con la RAF West Drayton para verificar si habían detectado anomalías similares, pero no se encontraron explicaciones convencionales.
A pesar de la solidez de los testimonios y las pruebas técnicas, el caso fue considerado de tal sensibilidad que, en lugar de ser desclasificado después de los 25 años habituales, se le impuso una prohibición adicional de tres años. No fue hasta la entrada en vigor de la Ley de Libertad de Información en 2005 que los documentos vieron la luz, revelando un patrón de ocultamiento por parte de las autoridades.
Este no fue un incidente aislado. Otros informes desclasificados muestran que, en julio de 1976, cazas de la RAF fueron despachados después de que un piloto de British Airways reportara objetos con forma de cigarro sobre Portugal. Asimismo, en Manchester, el superintendente jefe Hobson de la policía local registró un avistamiento de una luz brillante que siguió por la carretera A62 durante dos minutos.
Estos casos refuerzan la teoría de que los gobiernos han mantenido un silencio deliberado sobre fenómenos aéreos no identificados, especialmente cuando los testigos son personal militar o fuerzas del orden. Los archivos de Boulmer, junto con otros documentos similares, alimentan el debate sobre si las autoridades han estado ocultando evidencia de tecnología avanzada o incluso de origen no humano.
¿Qué Sabía el Gobierno?
La desclasificación de los informes de Boulmer plantea más preguntas que respuestas. Si estos objetos eran meras confusiones o pruebas experimentales, ¿por qué el nivel de secreto? Y si, como sugieren algunos, se trataba de algo más allá de lo convencional, ¿qué implicaciones tendría para nuestra comprensión del universo?
Lo que queda claro es que, décadas después, el misterio de los ovnis en Boulmer sigue vivo, recordándonos que aún hay fenómenos que desafían explicación y que, quizás, la verdad está aún más allá de nuestro alcance.