Pablo Neruda tuvo un avistamiento #ovni, así cuenta el secreto un amigo del renombrado poeta
El fenómeno OVNI es un misterio de todos los tiempos pero también un fenómeno singular que elige ante quién aparecerse. No es cierto que sólo lo haya hecho ante lugareños de puntos alejados o personas desconocidas -que pueden tener tanta credibilidad como el que más-, en ocasiones también lo hace ante personajes de una contratada dimensión social como John Kennedy, Harry Truman, Ronald Reagan (presidentes de los Estados Unidos) o el mismísimo Papa Juan XXIII. Pero también encontramos entre esos testigos a personas de indudable peso en la cultura del siglo XX como Pablo Neruda.
El escritor chileno se encontraba con su esposa y el diplomático Jorge Bravo cuando tuvieron una impresionante experiencia OVNI. Se reunían en su casa de la Isla Negra y lo imposible iba a sucederles… Es la historia de un encuentro con los Objetos Voladores No Identificados que se mantuvo silenciado por décadas hasta que el diplomático habló de ello.
Se encontraban juntos cuando: “Estábamos en su casa de la Isla Negra, a 150 kilómetros de Santiago, un domingo de verano del año 1949, yo había ido a pasar el fin de semana con ellos, invitado especialmente. Ya se habían retirado todos los amigos con los que compartimos la velada. Cerca de las 21 y en compañía de su segunda esposa, la argentina Delia del Carril (apodada la ‘hormiguita’) nos dirigimos hacia la terraza, a instancias de Pablo, quien nos sugirió que subiéramos para tomar un poco de aire fresco en esa calurosa noche. Salimos, prosigue su relato, y estábamos conversando animadamente cuando hacia el Sur de la Isla Negra, vimos una especie de bola de fuego, muy rara; no parecía un cometa porque no tenía cola. Venía avanzando a gran velocidad despidiendo luces rojas, azules y anaranjadas, acercándose más a la costa y de repente disminuyó la velocidad hasta quedarse prácticamente inmóvil frente a nosotros, meciéndose suavemente. Esto nos sorprendió mucho, pero recuerdo muy bien que Pablo se mantuvo serio e impasible en todo momento. La que no soportó este extraño procedimiento del objeto fue su mujer, quien enseguida se sintió muy fatigada y se desmayó, cayéndose al suelo.
Allí me asusté bastante por todo, a tal punto que se me secó la garganta y no podía hablar, me quedé como paralizado, por el susto y la sorpresa. Cuando pasó ese instante, llevamos a la mujer de Neruda, alzándola entre los dos, hasta la cama de su dormitorio para poder auxiliarla mejor. Le dimos un vaso de agua y la dejamos descansar, por suerte se recuperó rápido. Entonces Pablo me tomó del brazo y me llevó hacia un costado para decirme… ‘Te pido por favor que no divulgues esto, que sea un secreto, porque van a pensar que es todo una chifladura mía o mis enemigos van a pensar que me estoy mandando la parte para hacerme propaganda’. En esa época no se hablaba ni de platillos voladores ni de Ovnis, para mí fue algo de eso, entonces le prometí no hablar más del tema, pero ahora ya han pasado muchos años y él ya partió, prefiero romper el silencio en beneficio de la ciencia y la investigación. Espero que Pablo, esté donde esté, sepa perdonar esta infidencia”.
Para Pablo Neruda este fenómeno no era nuevo pues ya, en otra ocasión, había presenciado el vuelo de uno de estos misteriosos objetos. Él mismo hablaba con su círculo más íntimo que era imposible que en un universo infinito fueramos las únicas formas de vida inteligente -aunque pocas veces lo demostremos-.
El suceso, el encuentro de Pablo Neruda y los testigos, ocurrió en 1949, una época en la que aún no se conocía apenas nada de los OVNI.