Secretos OVNI Soviéticos: La Historia Oculta del Proyecto ‘Setka’ y la Caza de lo Desconocido
Archivos desclasificados y testimonios revelan la intensa y contradictoria búsqueda de fenómenos anómalos por parte de la URSS, un programa secreto que rivalizó con sus homólogos occidentales.
Mientras la atención global se centraba en iniciativas como el Proyecto Libro Azul de la Fuerza Aérea estadounidense, tras el Telón de Acero se desarrollaba una misión de investigación aún más hermética. Entre 1978 y 1991, la Unión Soviética operó el programa ultrasecreto ‘Setka’ (Red en ruso), una iniciativa que congregó a las mentes más brillantes de la ciencia y el ejército con un objetivo aparentemente inalcanzable: desentrañar la naturaleza de los Objetos Voladores No Identificados (OVNI) y evaluar la amenaza potencial que suponían para la seguridad del Estado. A pesar de las conclusiones oficiales escépticas, la venta y destrucción de sus archivos en la década de 1990 alimenta hoy las preguntas más apremiantes: ¿Qué descubrieron realmente los investigadores soviéticos y por qué el silencio fue la política imperante?
El Origen: El Fenómeno de Petrozavodsk y el Nacimiento de una Misión Secreta
El impulso definitivo para la creación de ‘Setka’ no surgió de un laboratorio, sino de los cielos de Karelia. El 20 de septiembre de 1977, miles de ciudadanos en Petrozavodsk observaron un objeto luminoso de forma similar a una medusa gigante, que emanaba rayos de luz. El evento, conocido como el “Fenómeno de Petrozavodsk”, fue inicialmente atribuido por las autoridades a pruebas militares, pero la magnitud del avistamiento y la perplejidad que causó en la población llevaron al Politburó a una conclusión más pragmática: los fenómenos anómalos, fueran lo que fueran, requerían una investigación sistemática y clasificada.
Así, en 1978, nació oficialmente el proyecto ‘Setka’, estructurado en dos ramas principales. La vertiente militar, dirigida por el Ministerio de Defensa, se centró en analizar el impacto de los OVNI en el equipamiento técnico, las comunicaciones y la psicología de los soldados. La vertiente científica, coordinada por la Academia de Ciencias de la URSS, debía estudiar la física de estos objetos, recopilando datos de radares, estaciones meteorológicas e incluso de recortes de prensa local que eran meticulosamente censurados para evitar el debate público. Este doble enfoque reflejaba la dualidad del régimen: la necesidad de saber frente al pánico a revelar lo desconocido.
Contradicciones en los Informes: Entre el Escepticismo Oficial y los Casos Inexplicables
Los informes finales del proyecto, redactados hacia 1991, concluyeron de manera formal que, tras 13 años de investigación, “no se había registrado ni un solo caso de aterrizaje o contacto con inteligencia extraterrestre que pudiera ser considerado verificable”. Sin embargo, una lectura profunda de los documentos que sobrevivieron pinta un cuadro radicalmente diferente, lleno de casos que desafían las explicaciones convencionales.
Uno de los episodios más emblemáticos es el ‘Incidente Derzhavin’ (1979). Un grupo de niños y adultos en un pueblo remoto reportó el encuentro con humanoides de gran estatura que dejaron marcas de quemaduras en el suelo y en la piel de algunos testigos. A pesar de que los exámenes médicos confirmaron la salud mental y física de los involucrados, el archivo oficial de ‘Setka’ catalogó el suceso como una “alucinación colectiva inducida por factores ambientales”.
Otro caso significativo ocurrió el 2 de junio de 1980, cuando cientos de testigos en ocho regiones distintas de la URSS avistaron formaciones de objetos luminosos. La explicación militar inicial los atribuyó al lanzamiento de un satélite. No obstante, análisis posteriores demostraron una imposibilidad física: los objetos fueron avistados de forma simultánea en los cielos de la Unión Soviética y sobre Sudamérica, una hazaña que ninguna tecnología conocida de la época podía lograr.
El Legado y el Misterio: La Dispersión de los Archivos y una Investigación que Puede Continuar
Con la disolución de la URSS en 1991, el destino de ‘Setka’ y sus secretos quedó en el aire. La versión más aceptada por los investigadores indica que en 1993, un coronel vinculado al programa, en medio del caos económico postsoviético, vendió aproximadamente 400 de los informes más sensibles a ufólogos occidentales. Entre estos documentos se mencionaban colisiones entre cazas MIG y OVNIs, malfuncionamientos inexplicables en instalaciones de misiles nucleares durante avistamientos, y detallados reportes médicos sobre las consecuencias de encuentros cercanos, como quemaduras por radiación y parálisis temporal.
Según los relatos, el mismo oficial habría quemado el resto de los archivos en su dacha, considerándolo un lastre del pasado. Sin embargo, la historia no termina ahí. Reportes de anomalías aéreas con características similares continuaron apareciendo en registros de unidades militares rusas bien entrado el siglo XXI, lo que sugiere que la investigación podría haber sido reiniciada bajo otros nombres y con un nivel de secrecía aún mayor, quizás bajo el supuesto ‘Comité de Seguridad Espacial’ del que se ha rumoreado en la Duma Estatal.
La Verdad, Rehén de la Historia
El proyecto ‘Setka’ legó a la Unión Soviética, y por extensión al mundo, una paradoja. Por un lado, generó un vasto corpus de datos técnicos y médicos que confirmaban la realidad física de fenómenos aéreos anómalos. Por otro, el miedo institucional a lo inexplicable condujo a una política de negación y silencio que, lejos de apaciguar la curiosidad, solo alimentó el misterio. Como escribió de forma anónima uno de los participantes del programa: “Estábamos perdiendo el tiempo, temerosos de admitir lo obvio”.
La verdad sobre lo que la URSS encontró en sus cielos sigue oculta entre las cenizas de archivos destruidos y en carpetas que quizás aún esperan en alguna bóveda olvidada. La cita de un informe interno de 1980 resume la tragedia de ‘Setka’: “Al evitar lo extraño, perdemos la esencia del problema”. La pregunta que perdura es si, ante un resurgimiento de fenómenos no identificados, las potencias actuales repetirán los mismos errores o tendrán el valor de enfrentar lo desconocido con transparencia.