“Sucio secreto”: EEUU fue el primero en colocar armas nucleares en la península de Corea

Walter Pincus, galardonado periodista experto en seguridad, acaba de exponer en The New York Times, rotativo anti-Trump, un “inmundo secreto”: EEUU fue el primero en colocar armas nucleares en la península de Corea en 1958 por el entonces presidente Dwight D. Eisenhower.

Este periodista trabajó por más de 45 años, hasta jubilarse en 2015, en The Washington Post, cuyo dueño, Jeff Bezos, ha sido atacado por el presidente Trump en Twitter. El mandatario le ha hecho perder a Bezos, quien también posee Amazon, una cuantiosa fortuna, ya que su compañía ha perdido más del 10% de su valor bursátil.

 La reciente revelación deja un hiato de interrogantes. ¿Pincus, anterior reportero estrella de The Washington Post, descobija el abordaje unilateral y la exigencia de “desnuclearización” de Corea del Norte por Trump con antelación a su visita a Pyongyang?¿Cómo puede ser que el general MacArthur, el militar más condecorado de la historia de EEUU, haya tenido la intención en 1951 de bombardear a Corea del Norte con seis bombas nucleares, si estas no existían ya en Corea del Sur? ¿Los bombardeos nucleares del general MacArthur hubiesen sido lanzados desde el mismo Japón y no desde Corea del Sur ocupada por EEUU?

Pero comencemos desde el principio. La intención del general Douglas MacArthur de lanzar varias bombas nucleares contra Corea del Norte le costó su destitución en 1951 por el presidente Harry Truman, quien seis años antes había ordenado, con tres días de diferencia, los hasta ahora únicos bombardeos nucleares en Japón contra dos ciudades de civiles: Hiroshima y Nagasaki

No obstante, pasaron solamente siete años entre la intención de MacArthur de lanzar seis bombas nucleares contra Corea del Norte en 1951 y el despliegue en Corea del Sur por Eisenhower de tangibles bombas nucleares en 1958, que es lo que Pincus devela de forma impactante.

De aquí se desprende la laxitud de varios gobiernos de EEUU: ya sea de intentar usar bombas atómicas por el general MacArthur contra Corea del Norte, ya sea de colocar por Eisenhower en Corea del Sur bombas nucleares contra Pyongyang.

En esa época, Corea del Norte no soñaba siquiera con dotarse de letales armas atómicas que, de acuerdo a los cronogramas y flujogramas históricos, fueron fabricadas para defenderse y no para atacar y bombardear a la “desamparada” costa oeste de EEUU, como versa la propaganda negra de los ‘fake news’ de los omnipotentes multimedia israelí-anglosajones.

Después de su derrota, Japón cedió a los vencedores su territorio conquistado de la península de Corea, el cual fue dividido en Corea del Sur con EEUU y Corea del Norte con China (apoyada por la URSS).
El armisticio de 1953 —artefacto de la Segunda Guerra Mundial que supuestamente todavía sigue vigente, pese a que fue violado por EEUU debido a su colocación de armas nucleares en Corea del Sur—, que cesó las hostilidades entre las dos Coreas y sus padrinos respectivos, prohibía la instalación de bombas nucleares en toda la península, promesa vacua que cinco años más tarde fue denegada por EEUU que, por lo visto, no cumple sus compromisos contraídos en ninguna parte: desde el Protocolo de Kioto/Acuerdo de Cambio Climático de Paris, pasando por el engaño a Gorbachov de no extender a la OTAN hasta las fronteras de la Rusia actual, hasta la inminente abrogación del creativo acuerdo de Obama con Irán (el P5+1 firmado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China; a los que se le sumó Alemania).

Así las cosas, “EEUU poseía en la década de los sesenta más de 900 proyectiles nucleares de artillería, además de minas terrestres nucleares en Corea del Sur”, según Pincus, quien considera que “la presencia de esas armas estadunidenses (nucleares) probablemente motivó a los norcoreanos a acelerar el desarrollo de sus propias armas atómicas”.

Viene una frase interesante del autor: “aunque las armas nucleares tácticas de EEUU fueron retiradas de Corea del Sur en 1991, el Gobierno de Seúl todavía goza del paraguas nuclear de EEUU”.
Pincus cita a Joseph S. Bermudez Jr. —especialista en Corea del Norte y cofundador de All Source Analysis— quien juzga que “el peligro de que las armas nucleares de EEUU puedan ser usadas contra Corea del Norte ha sido el principio central del pensamiento estratégico y las acciones de Pyongyang desde entonces”.

A propósito, en una publicación del Instituto EEUU-Corea (USKI, por sus siglas en inglés) de la Universidad Johns Hopkins, Bermudez Jr. asevera que la dotación de Corea del Norte de sus “armas nucleares” tiene el propósito de “disuadir y rechazar las agresiones y el ataque de enemigos al propinar golpes letales de represalias en los bastiones de la agresión”.

Llama la atención que las represalias de Pyongyang a los ataques foráneos —que provendrían en esta coyuntura de Trump, quien ha amenazado con su aniquilamiento de “fuego y furia”, y, en menor medida, de Corea del Sur, con quien Corea del Norte ha gestado un espectacular acercamiento desde los recientes Juegos Olímpicos de Invierno—, tengan en la mira siempre a Japón, que ha estado incitando a un ataque de EEUU, de acuerdo a los tres escenarios de guerra que proclama Bermudez Jr.

Por su parte, Pincus enuncia documentos desclasificados de EEUU que “describen en detalle como la Administración Eisenhower, preocupada por el costo de defender Corea del Sur y la proeza de Corea del Norte apoyada militarmente por China, acordó enviar sistemas de armas nucleares tácticas a Seúl”.
Por su parte, Herman Phleger, exconsejero legal del Departamento de Estado, protestó que el plan del Pentágono de colocar armas nucleares en Corea del Sur “sería una violación” al armisticio y “crearía un desequilibrio” cuando los “funcionarios de EEUU no podían establecer que Corea del Norte había desplegado armas atómicas”.

Un alegato en aquel entonces del Pentágono consistía en que Corea del Norte al “haber obtenido nuevas armas de artillería y aviación de alto desempeño, había violado el armisticio y liberaba así a EEUU de cumplir con sus obligaciones”.

Fue irracional y aberrante comparar en forma desmesurada las supuestas nuevas armas convencionales, aunque sean mejoradas, de Corea del Norte con la colocación de armas nucleares por EEUU en Corea del Sur, como pretexto pueril para justificar la ruptura unilateral del armisticio.
Pincus reporta que el representante de Corea del Norte en la Comisión del Armisticio describió la discusión unilateral del Pentágono como un intento para “arruinar el acuerdo de armisticio y transformar a Corea del Sur en una base estadunidense de guerra nuclear”.

En forma similar, hoy Trump, quien sigue al pie de la letra las exigencias del primer ministro israelí Netanyahu, bajo el infantil pretexto de que Irán ha mejorado su sistema misilístico —que no forma parte del acuerdo del P5+1— está dispuesto a abrogar en forma unilateral el creativo acuerdo conseguido por Obama.
Tampoco, como ahora, podían faltar los ‘fake news’, ya que Murray Snyder, el entonces secretario asistente de Defensa para Asuntos Públicos, ante los periodistas adscritos al Pentágono desinformó sobre la inexistencia de armas nucleares en Corea del Sur, lo cual resultó una soberana mentira.

Finalmente, la Embajada de EEUU en Corea del Sur propuso “anunciar el arribo de armas con capacidad atómica”, a lo cual accedió el Comando de las Naciones Unidas y el 28 de enero de 1958 se anunció en una conferencia de prensa en Seúl el arribo de armas con capacidad nuclear.

Pincus concluye que “Pyongyang estuvo 33 años enfrentando las armas nucleares estadunidenses al otro lado de su frontera con Corea del Sur”.

Estos antecedentes no son ociosos cuando el objetivo central de la asombrosa próxima visita en mayo de Trump a Pyongyang versa en la “desnuclearización” de Corea del Norte, en lo que coinciden las otras dos superpotencias nucleares con quien comparte fronteras en el norte: China, con 1.352 kilómetros, y Rusia, con 18 kilómetros.

En fechas recientes sugerí una salida airosa para la “desnuclearización” de TODA la península, con la garantía tripolar de EEUU/Rusia/China, que conlleve a la retirada de todas las tropas extranjeras sin excepción, al unísono de la NEUTRALIDAD de una península de Corea unificada.
sp
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