Tecnología extraterrestre y el complejo militar-industrial: ¿Qué está pasando realmente?
En medio de los misterios que rodean los avistamientos de objetos voladores no identificados (UAP), un tema candente emerge: ¿Estamos realmente viendo naves espaciales extraterrestres o algo más terrenal pero igualmente impactante?
Michael Schratt, un respetado investigador de fenómenos ovni, arroja luz sobre este intrigante debate. Según Schratt, el complejo militar-industrial de EE. UU. está inmerso en la experimentación con tecnología presuntamente extraída de naves espaciales extraterrestres capturadas. Sin embargo, aquí está la verdadera sorpresa: muchas de las supuestas naves extraterrestres podrían ser prototipos construidos en los Estados Unidos basados en tecnología extraterrestre.
Schratt sugiere incluso que algunos de los accidentes reportados podrían ser el resultado de ataques deliberados del ejército estadounidense contra estos presuntos visitantes del espacio. En un reciente podcast, compartió sus perspectivas, señalando que hay un elemento rebelde dentro del complejo militar-industrial que está apuntando, rastreando y derribando estas misteriosas naves para aprovechar sus sistemas de propulsión y energía.
Lo más impactante de todo es que Schratt estima que la duplicación de tecnología antigravedad extraterrestre podría haber ocurrido hace aproximadamente 70 años. Se basa en la repentina detención de la investigación académica en este campo, insinuando que la tecnología antigravedad pudo haber sido imitada y desplegada desde la década de 1950.
Para Schratt, los avistamientos por parte del personal militar estadounidense pueden explicarse por el velo de secreto que rodea a esta tecnología robada. Los pilotos, aunque encuentren estos objetos fascinantes, simplemente no tienen la autorización de seguridad para conocer la verdad detrás de ellos.
El tema se vuelve aún más espinoso cuando consideramos la influencia de los contratistas privados de defensa. Schratt argumenta que gran parte de esta tecnología alienígena ha sido privatizada y está en manos de laboratorios de investigación de defensa, lejos del escrutinio público y del control del gobierno.
¿Cómo se gestiona esta compleja relación entre el gobierno y los contratistas de defensa? Schratt sugiere que el gobierno ha acordado un trato con estos contratistas: obtienen acceso a la tecnología a cambio de su libre desarrollo y comercialización, dejando al gobierno en la oscuridad sobre muchos aspectos del proceso.
Las afirmaciones de Schratt, respaldadas por múltiples testigos de la industria militar y de defensa, plantean preguntas fascinantes sobre el verdadero alcance de la tecnología que poseemos y el papel que juegan los actores privados en el desarrollo de capacidades potencialmente revolucionarias.
En última instancia, el debate sobre la tecnología extraterrestre en manos humanas continúa desafiando nuestras percepciones y planteando cuestiones sobre el futuro de la exploración y la defensa. En un mundo donde la ciencia ficción se cruza con la realidad, el enigma de lo desconocido sigue siendo tan intrigante como siempre.