Templarios modernos presentan demanda contra el Papa Francisco por la rehabilitación de la Orden suspendida en 1312

La Soberana Orden del Templo de Cristo, que se autodenomina heredera de los legendarios Caballeros Templarios, demanda la rehabilitación de la Orden suspendida en 1312 y exige compensaciones millonarias al Vaticano.

La Lucha Legal de los Nuevos Templarios por la Rehabilitación y la Justicia Histórica

En una batalla que trasciende los siglos, la Soberana Orden del Templo de Cristo ha interpuesto su tercera demanda de conciliación contra el Papa Francisco, pidiendo la rehabilitación formal de la legendaria Orden de los Caballeros Templarios, disuelta en el año 1312 por orden del Papa Clemente V. Esta acción legal se suma a dos intentos previos en menos de dos años, generando creciente interés y controversia.

La Orden, cuyos miembros modernos se autodenominan herederos de los caballeros medievales, sostiene que la disolución de los Templarios fue un acto “ilegítimo”, influido por las ambiciones del rey Felipe IV de Francia, conocido como Felipe el Hermoso. Según los demandantes, el monarca francés, acosado por deudas con los Templarios, presionó al Papa para que eliminara a la poderosa Orden, cuyas vastas riquezas y propiedades eran codiciadas por la corona francesa.

La demanda, que incluye solicitudes de compensación económica y la devolución de propiedades, es vista por muchos como una cruzada quijotesca, pero sus protagonistas están decididos a reivindicar lo que consideran una injusticia histórica.

La sombra de una suspensión histórica

El Concilio de Vienne, celebrado en 1312, puso fin a la Orden del Temple, una poderosa organización religiosa y militar que, durante dos siglos, protegió a los peregrinos en Tierra Santa y amasó grandes fortunas. Los templarios fueron acusados de herejía y otros crímenes, pero muchos historiadores coinciden en que las pruebas presentadas en su contra fueron manipuladas y que su caída fue un plan orquestado por Felipe el Hermoso para apropiarse de sus bienes.

La demanda de la Soberana Orden del Templo de Cristo se basa en la premisa de que el proceso de disolución fue “infame” y careció de pruebas concluyentes. El Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera en 1314, pero los Templarios supervivientes fueron perseguidos, ejecutados o forzados a exiliarse. Ahora, en pleno siglo XXI, sus autoproclamados herederos buscan justicia.

Reclamaciones de indemnización y restauración de privilegios

La demanda no se limita a la rehabilitación de la Orden. Los Templarios modernos también exigen una indemnización por los bienes confiscados, en su mayoría entregados a la Orden de Malta, que heredó gran parte de las propiedades de los Templarios tras su disolución. Entre las propiedades que exigen está la emblemática iglesia de la Vera Cruz de Segovia, un lugar históricamente vinculado a la Orden.

Además, los demandantes reclaman ser reconocidos como sacerdotes bajo el rito de Melquisedec, la construcción de oratorios y capillas en su nombre, y el derecho a recibir los ingresos de las colectas en las parroquias el día de San Bernardo. También solicitan la devolución de archivos vaticanos relacionados con la historia templaria, argumentando que estos contienen pruebas cruciales que apoyarían su causa.

La rehabilitación de los mártires y la creación de un cuerpo armado

Uno de los aspectos más polémicos de la demanda es la petición de que los templarios torturados y ejecutados en el siglo XIV sean reconocidos como mártires por la Iglesia. También exigen el derecho a formar un cuerpo armado que intervenga en conflictos religiosos, rememorando el papel original de la Orden como protectora de los cristianos en Tierra Santa.

Este punto en particular ha generado preocupación en varios círculos eclesiásticos, ya que podría sentar un precedente peligroso en la relación entre la Iglesia y las organizaciones con pasado militar. Aunque los Templarios modernos insisten en que su misión es puramente simbólica y no militar, las demandas de autonomía y poder siguen siendo vistas con recelo.

Una orden independiente bajo autoridad directa del Papa

La Soberana Orden del Templo de Cristo no sólo busca su rehabilitación, sino también una considerable autonomía. En su demanda solicitan operar bajo la autoridad directa del Papa, pero sin la interferencia de la Curia Romana o del clero local. Esta estructura, similar a la de una Prelatura Personal, permitiría a los Templarios operar de manera independiente en sus actividades religiosas y humanitarias.

Además, piden que el Vaticano emita un decreto papal que reconozca todos los acuerdos alcanzados, y que este sea difundido en parroquias y conventos de todo el mundo. Asimismo, solicitan una audiencia privada con el Papa Francisco para discutir sus demandas y encontrar una solución conciliatoria.

Un largo camino legal lleno de desafíos

Esta no es la primera vez que los Templarios modernos llevan su causa ante los tribunales. Desde 2005, han presentado varias demandas tanto de conciliación como de juicios ordinarios, pero hasta ahora, ninguna ha sido exitosa. El Vaticano ha mantenido silencio respecto a sus peticiones, y la posibilidad de que el Papa Francisco acepte sus demandas es incierta.

A pesar de esto, la Soberana Orden del Templo de Cristo sigue firme en su búsqueda de justicia. Consideran que su causa es legítima y que, después de más de siete siglos, es hora de que el Vaticano rectifique lo que ellos ven como una mancha en la historia de la Iglesia.

El conflicto entre la Soberana Orden del Templo de Cristo y el Vaticano sigue siendo un capítulo fascinante en la historia moderna de los Templarios. Mientras que muchos consideran sus demandas como una reliquia del pasado sin lugar en el presente, sus miembros están decididos a luchar por lo que consideran una causa justa. Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que la leyenda de los Templarios sigue viva, y su búsqueda de justicia continúa resonando en el siglo XXI.

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