Un análisis desde la ingeniería aeroespacial sobre la relación entre forma y propulsión en fenómenos aéreos no identificados
En los últimos años, el estudio de los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) ha cobrado relevancia científica, especialmente en el ámbito de la ingeniería aeroespacial. Una de las teorías más sólidas sugiere que las formas geométricas observadas en estos objetos no son arbitrarias, sino que responden a un diseño específico para mitigar las interacciones entre su sistema de propulsión y la estructura del espacio-tiempo. Esta hipótesis, planteada por expertos en el campo, propone que la geometría de los UAP está optimizada para operar en condiciones de baja velocidad o vuelo estacionario, donde la inestabilidad gravitacional podría comprometer su estabilidad.
La Distorsión Convexa del Espacio-Tiempo y la Materia Negativa
La clave para entender el comportamiento de estos objetos radica en la distorsión convexa del espacio-tiempo, un fenómeno teóricamente generado por materiales exóticos como la cavorita —un término acuñado en referencia a la obra de H.G. Wells—, también conocida como materia negativa. A diferencia de la antimateria, este material tendría la capacidad de crear un campo gravitatorio inverso, repeliendo tanto la materia positiva como la negativa.
En 2017, investigadores de la Universidad Estatal de Washington lograron crear un fluido con masa negativa, lo que respalda la posibilidad de que este tipo de materia pueda existir y ser manipulada. Esta propiedad explicaría cómo los UAP pueden realizar maniobras abruptas, mantenerse suspendidos en condiciones adversas y desplazarse a velocidades supersónicas sin generar ondas de choque sónicas. Según señala en Liberation Times.
Formas y Funcionalidad: Por qué los UAP no Caen al Reducir su Velocidad
La geometría de los UAP no es aleatoria. Discos, esferas, huevos y cilindros (como los famosos “Tic Tacs”) presentan características que les permiten adaptarse a la distorsión convexa del espacio-tiempo cuando disminuyen su velocidad. Por ejemplo:
Discos: Su diseño evita el desplazamiento lateral al “tambalearse” sobre la distorsión, similar a una moneda girando antes de detenerse.
Huevos: Su forma cónica les permite rodar en círculos cerrados, evitando caídas.
Tic Tacs: Los apéndices en su base actúan como estabilizadores, impidiendo que el objeto ruede fuera de control.
Triángulos: Al ser superficies planas con dispositivos redondos en sus vértices, se mantienen estables sin bamboleos.
Las esferas, sin embargo, podrían utilizar un sistema de propulsión distinto, basado en efectos cuánticos como el efecto Meissner, lo que explicaría su capacidad para flotar sin mostrar interacción con distorsiones espacio-temporales.
Conclusión: ¿Por qué hay tantas Formas Diferentes?
La variedad morfológica observada en los UAP sugiere que su diseño responde a misiones específicas, similar a cómo las fuerzas aéreas modernas emplean distintos tipos de aeronaves. Además, no puede descartarse la posibilidad de que existan múltiples orígenes —ya sea de inteligencia no humana (NHI) o programas de ingeniería inversa desarrollados en secreto—, lo que incrementaría la diversidad de formas y tecnologías.
Lo que queda claro es que, detrás de estas geometrías, subyace una tecnología capaz de manipular el espacio-tiempo, desafiando las leyes físicas tal como las conocemos.