Un Coronel Retirado Acusa al Pentágono de Gestión Lenta y Deliberada de la Información sobre Fenómenos Aéreos No Identificados
En una entrevista exclusiva, el teniente coronel Tony Shaffer afirma que el Departamento de Defensa controla estrictamente la divulgación de datos sobre UAP, manejando la narrativa pública con cautela extrema.
En medio de un renovado interés gubernamental y público por los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés), una voz con autoridad en los círculos de inteligencia militar ha planteado una crítica sustancial. El teniente coronel retirado del Ejército de los EE. UU., Tony Shaffer, afirmó en una entrevista con Newsmax que el Pentágono está actuando con una “lentitud deliberada” en la divulgación de lo que sabe sobre estos incidentes. Según Shaffer, esta estrategia responde a un deseo explícito del Departamento de Defensa de gestionar con mano firme cualquier información futura que llegue a la ciudadanía, controlando minuciosamente el relato y el ritmo de las revelaciones.
El Testimonio de un Experto en Inteligencia
Shaffer, cuya extensa carrera en inteligencia militar incluye labores en la Defense Intelligence Agency (DIA) y el liderazgo del Proyecto Sentinel, se expresó durante el programa “Wake Up America Weekend”. Su posición no es la de un observador externo, sino la de un veterano sumergido durante décadas en los secretos de seguridad nacional. El experto advirtió que el Pentágono “no tiene prisa” en abrir sus archivos más sensibles relacionados con encuentros aéreos inexplicables. Para Shaffer, esta lentitud no es producto de la burocracia, sino de una política consciente de filtrado y control de la información.
Un Archivo Secreto y la Sombra de Roswell
El exmilitar sostuvo que la comunidad de inteligencia ha tomado el tema con seriedad “durante años”, construyendo de manera discreta un extenso registro de incidentes anómalos que han desconcertado incluso a altos funcionarios. “El gobierno estadounidense va a rastrear cualquier actividad anómala. Y la comunidad de inteligencia siente mucha curiosidad por cosas que no se pueden entender fácilmente”, declaró. Al ser presionado sobre casos específicos, Shaffer se refirió directamente al incidente de Roswell de 1947, citando el libro “El Día Después de Roswell” del coronel Philip Corso como evidencia de que “algo ocurrió allí”. Afirmó que existe un patrón histórico de documentación que ha “incomodado” a sucesivas administraciones.
Contexto Actual: Investigaciones y Acusaciones de Opacidad
Las declaraciones del teniente coronel retirado se enmarcan en el actual escenario de investigaciones oficiales, lideradas por la Oficina de Resolución de Anomalías de Dominio Múltiple del Pentágono (AARO). Esta oficina tiene la tarea de analizar informes de pilotos y personal militar. Sin embargo, en paralelo, denunciantes y otros veteranos han acusado repetidamente a las agencias gubernamentales de ocultar registros clave e incluso de poseer material físico recuperado de presuntos accidentes de UAP. Los comentarios de Shaffer subrayan la aparente contradicción entre las explicaciones oficiales—que suelen atribuir los avistamientos a globos, drones o “desorden” atmosférico—y la seriedad con la que el tema se trata en los ámbitos clasificados.
La Justificación del Secretismo y el Llamado a la Transparencia
Shaffer demostró comprender, hasta cierto punto, la lógica detrás del secretismo. “Hay cosas que sabemos que no se pueden explicar necesariamente, y que nosotros, el gobierno de Estados Unidos, optamos por mantener en secreto hasta que puedan explicarlas. Quieren poder ofrecer una divulgación completa”, reconoció. No obstante, hizo un llamado firme para avanzar hacia una mayor transparencia: “Dicho esto, creo que debemos seguir adelante y revelar todo lo que sabemos, en el contexto de lo que sabe el gobierno”. Concluyó enfatizando que el Departamento de Defensa busca ser “muy cuidadoso” antes de revelar todo su conocimiento, anticipando que este debate está lejos de concluir.
La intervención del teniente coronel Tony Shaffer añade un peso significativo al creciente coro de voces que exigen una apertura sin precedentes sobre el fenómeno UAP. Su testimonio, proveniente de un profesional de la inteligencia con credenciales impecables, refuerza la percepción de que existe una brecha profunda entre lo que el gobierno sabe y lo que decide compartir con el público. Mientras el AARO continúa su trabajo, la acusación de una “lentitud deliberada” por parte del Pentágono plantea una pregunta crucial para la democracia: ¿hasta qué punto el control de la información por razones de seguridad nacional puede, o debe, extenderse a fenómenos que, de ser confirmados en su naturaleza extraordinaria, alterarían fundamentalmente nuestra comprensión de la realidad? La gestión de la verdad, según Shaffer, está en marcha, y su ritmo es deliberadamente pausado.
