Un estudio reciente dirigido por investigadores de la Universidad de Copenhague determinó que los dueños de mascotas parecen preocuparse mucho más por sus perros que por sus felinos
¿Los gatos mandan y los perros babean? El interminable debate entre felinos y caninos, y más específicamente sobre si una mascota es más querida que la otra, puede deberse en algunos casos a influencias culturales, según sugieren nuevos hallazgos.
Un estudio reciente dirigido por investigadores de la Universidad de Copenhague determinó que los dueños de mascotas parecen preocuparse mucho más por sus perros que por sus felinos peludos, y a menudo optan por brindar infinitas dosis de afecto al mejor amigo del hombre.
Los funcionarios llegaron a esta conclusión encuestando a casi 18.000 dueños de mascotas de entre 18 y 89 años en Dinamarca, Austria y el Reino Unido. Entre las diversas métricas utilizadas para el estudio, una incluyó la Escala de Apego a las Mascotas de Lexington, que pide a los encuestadores que respondan a más de 20 declaraciones y preguntas diferentes sobre la disposición de los propietarios a pagar un seguro médico para mascotas y tratamientos que salvan vidas.
“Si bien la gente se preocupa más por sus perros que por sus gatos en todos los países, el grado de diferencia varió dramáticamente entre los países”, dijo Peter Sandøe, bioético de la Universidad de Copenhague en Dinamarca .
La diferencia resultó ser mayor en Dinamarca, con sólo ligeros cambios con individuos en Austria y el Reino Unido. “Por lo tanto, no parece ser un fenómeno universal que la gente se preocupe mucho menos por sus gatos que por sus perros”, admitió Sandøe.
Como tal, los investigadores determinaron que “es probable que la diferencia dependa de factores culturales, incluido si los animales pasan mucho tiempo con sus dueños en el hogar”.
Sin embargo, los funcionarios han explicado que se necesita investigación adicional para identificar realmente el asunto, ya que su estudio tenía limitaciones al analizar únicamente datos de naciones europeas más pequeñas.
En una entrevista con medios estadounidenses, Sandøe detalló además que el estudio había sido impulsado por una tendencia entre los dueños de gatos que parecían gastar más en atención veterinaria que los dueños de perros, lo que generó la pregunta de si los perros se estaban portando mejor con sus contrapartes felinos.
Los hallazgos fueron publicados en la revista Frontiers in Veterinary Science.