Científicos plantean que la consciencia podría ser un fenómeno cósmico, anterior al surgimiento de la vida.

La naturaleza de la consciencia ha sido uno de los mayores enigmas de la ciencia y la filosofía. Tradicionalmente, se ha asumido que es un producto del cerebro, resultado de procesos neuronales complejos. Sin embargo, un grupo de científicos sugiere ahora que la consciencia podría ser un fenómeno previo a la vida misma, y las pruebas estarían en las muestras del asteroide Bennu, una roca espacial de 4.600 millones de años.

Recientemente, la misión OSIRIS-REx de la NASA logró recolectar 121,6 gramos de material de Bennu, un asteroide rico en carbono que podría contener los componentes esenciales que dieron origen a la vida en la Tierra. Pero más allá de eso, los investigadores han encontrado indicios de que estas muestras podrían albergar estructuras moleculares asociadas con la consciencia, desafiando así la concepción tradicional de su origen.

La Teoría de la Consciencia Cuántica y su Conexión con Bennu

El Dr. Stuart Hameroff, anestesiólogo y experto en consciencia, junto con el físico Roger Penrose, ha defendido durante décadas la teoría de la Reducción Objetiva Orquestada (Orch-OR). Según esta hipótesis, la consciencia no es generada por el cerebro, sino que es procesada en él a través de microtúbulos, estructuras proteicas que permitirían fenómenos cuánticos. Estos microtúbulos actuarían como antenas, sintonizando una “protoconsciencia” inherente al universo.

Hameroff y su equipo creen que, antes de la existencia de genes o células complejas, ciertas moléculas orgánicas podrían haber formado estructuras cristalinas capaces de sostener estados cuánticos coherentes, dando lugar a las primeras experiencias conscientes. Estas moléculas, conocidas como anillos poliaromáticos, están presentes en Bennu y podrían ser la clave para entender cómo surgió no solo la vida, sino también la consciencia.

Bennu: Un Archivo Químico de los Orígenes de la Vida

Las muestras del asteroide contienen 14 de los 20 aminoácidos esenciales para la vida, así como las cinco nucleobases que componen el ADN y el ARN. Además, se han detectado sales minerales que sugieren la presencia de agua en el pasado, reforzando la idea de que Bennu pudo albergar los ingredientes de la “sopa primordial” que dio origen a la vida en la Tierra.

Pero lo más intrigante es la posibilidad de que estas moléculas orgánicas hayan formado redes cristalinas capaces de sostener oscilaciones cuánticas, un requisito clave para la consciencia según la teoría de Hameroff. Si se confirma, esto implicaría que la consciencia no es exclusiva de los seres vivos, sino que podría ser una propiedad fundamental del universo, manifestándose incluso en estructuras moleculares simples.

Implicaciones y Futuras Investigaciones

El Dr. Dante Lauretta, líder de la misión OSIRIS-REx, colabora con Hameroff para buscar evidencia de estas oscilaciones cuánticas en las muestras. Un experimento clave sería someter el material a gases anestésicos, los cuales, en humanos, bloquean la actividad de los microtúbulos, suprimiendo temporalmente la consciencia. Si estos gases afectan las oscilaciones moleculares en Bennu, sería un fuerte indicio de que la consciencia podría surgir incluso en sistemas no biológicos.

Este descubrimiento no solo transformaría nuestra comprensión de la vida y la consciencia, sino que también abriría nuevas perspectivas en astrobiología, neurociencia y filosofía. Si la consciencia es inherente al universo, ¿podría existir en otras formas de materia fuera de la Tierra?

El estudio de las muestras de Bennu podría redefinir uno de los conceptos más profundos de la ciencia: la naturaleza de la consciencia. Aunque las investigaciones están en etapas preliminares, la posibilidad de que la consciencia sea un fenómeno cósmico, anterior a la vida misma, desafía paradigmas establecidos y nos acerca a comprender nuestro lugar en el universo.

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