Desafiando paradigmas: El cerebro humano y su capacidad de reconectarse tras lesiones neurológicas

En un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de renombre de los Estados Unidos y el Reino Unido, se ha cuestionado un concepto ampliamente aceptado en la comunidad científica. Contrario a la creencia arraigada, se ha revelado que el cerebro humano no posee la capacidad inherente de reconfigurarse para compensar las funciones perdidas después de sufrir lesiones neurológicas, como amputaciones o derrames cerebrales.

Históricamente, se ha utilizado el término “reorganización cortical” para describir la habilidad del tejido cerebral restante para asumir nuevas funciones cognitivas tras un trauma. Por ejemplo, se ha citado frecuentemente el caso de personas ciegas cuya corteza visual se reorganiza para procesar sonidos, permitiéndoles una mejor orientación en entornos físicos.

Sin embargo, un estudio recientemente publicado en la revista eLife desafía esta noción previamente aceptada. Los investigadores plantean la idea de que lo que experimenta un individuo no es una reorganización cerebral en sí, sino más bien el uso de capacidades latentes que ya existían pero que eran subutilizadas.

El profesor John Krakauer, coautor de esta investigación, ha desafiado la noción convencional al argumentar que la creencia en la capacidad del cerebro para reconectarse y reorganizarse es más atractiva que precisa. Krakauer enfatiza que este enfoque va más allá de la mera adaptación o plasticidad cerebral, ya que sugiere una reutilización total de las regiones cerebrales.

A pesar de los relatos que circulan sobre individuos que, aparentemente de manera “milagrosa”, recuperan habilidades perdidas después de una lesión, Krakauer sostiene que la explicación de sus colegas es errónea. Tras examinar diez estudios que buscaban demostrar la capacidad de reorganización del cerebro, los expertos sugieren que lo que realmente ocurre es una reasignación de funciones en lugar de una reorganización completa.

Este cambio en la perspectiva se fundamenta en la arquitectura preexistente del cerebro, que ya posee la capacidad para procesar las señales provenientes de los movimientos corporales antes de una lesión. Los investigadores explican que, en lugar de emplear por completo nuevas regiones cerebrales para realizar nuevas tareas, el cerebro experimenta una transformación gradual de su arquitectura mediante la repetición y el aprendizaje.

La profesora Tamar Makin, coautora de la investigación, recalca que la idea de desbloquear rápidamente potenciales cerebrales ocultos o aprovechar reservas no utilizadas es más una ilusión que una realidad. Makin subraya que el proceso de reasignación es un camino lento y progresivo que demanda esfuerzo y práctica persistentes.

En resumen, este estudio desafía la noción de la “reorganización cerebral milagrosa” tras una lesión. Los comportamientos sorprendentes observados en individuos con lesiones neurológicas tienen sus raíces en el trabajo arduo, la repetición y el entrenamiento, y no en una reasignación mágica de los recursos cerebrales, como comúnmente se había asumido.

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