EL secuestro de Antonio Villas Boas “El enigma de los encuentros íntimos entre humanos y seres extraterrestres”

Desde tiempos inmemoriales, los temas de sexo y fenómenos ovni han estado entrelazados en una intrigante simbiosis. Uno de los casos más célebres y enigmáticos de estos encuentros interestelares es el de Antonio Villas Boas, un joven de 23 años que vivió una experiencia asombrosa el 16 de octubre de 1957 en Brasil. Este episodio se ha convertido en un hito en la historia de los contactos extraterrestres.

Antonio se encontraba trabajando en el campo de su familia cuando de repente el motor de su tractor se detuvo abruptamente. Al mismo tiempo, un misterioso objeto con luces violetas descendió del cielo. Del interior de la nave emergieron humanoides vestidos con trajes espaciales que lo llevaron a bordo, sometiéndolo a un examen médico. Le despojaron de su ropa, le aplicaron un extraño líquido y tomaron una muestra de su sangre. Luego, lo dejaron solo en una habitación durante lo que pareció una eternidad, hasta que una hermosa mujer rubia hizo su entrada.

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La mujer estaba desnuda, y Antonio se sintió inmediatamente atraído hacia ella. Sin necesidad de palabras ni besos, tuvieron relaciones sexuales, durante las cuales la mujer emitió extraños gruñidos, similares a los de un perro. A pesar de las extrañas circunstancias, o quizás debido a las propiedades afrodisíacas de un líquido extraterrestre, Antonio estuvo listo para un segundo encuentro. Al recordar el incidente, Antonio mencionó: “Antes de irse, ella se volvió hacia mí, señaló su vientre y, sonriendo, señaló al cielo”.

Poco después de esta experiencia, sus captores le proporcionaron una visita guiada por la nave espacial. Sorprendentemente, Antonio siguió adelante con su vida, convirtiéndose en un abogado exitoso que defendió su relato de manera inquebrantable durante más de tres décadas.

Estas historias igualmente sorprendentes de encuentros sexuales con seres extraterrestres se suman a la narrativa de contactados mundialmente famosos de la década de 1950. Por ejemplo, Howard Menger sostenía encuentros periódicos con Marla, una hermosa rubia del espacio que afirmaba tener 500 años. Marla irradiaba “calidez, amor y atracción física”, lo que Menger encontraba irresistible. Tanto fue así que Menger se divorció de su esposa para casarse con Marla, también conocida como Connie Weber.

En la misma época, Truman Bethurum reportaba numerosos encuentros con Aura Rhanes, la capitana de una nave espacial, que él describía como “superior en forma y belleza”. Sin embargo, la esposa de Bethurum no compartía su entusiasmo y citó a Rhanes en su solicitud de divorcio.

Pero una historia que destaca por su singularidad es la de Elizabeth Klarer, quien en 1956 se enamoró de Akon, un científico que la llevó a su planeta natal, Meton. Allí, Akon la sedujo y, según sus propias palabras, “me entregué en éxtasis a la magia de su forma de hacer el amor”. Esta “unión magnética” resultó en la concepción de un hijo perfecto y altamente inteligente al que llamaron Ayling. Elizabeth Klarer fue enviada de regreso a la Tierra sola y, al momento de su fallecimiento en 1994, sus dos amores, Akon y su hijo, presuntamente residían en algún lugar más allá de Alpha Centauri.

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Estas historias, en apariencia extraordinarias, transforman cuentos de “contacto” en relatos heroicos de juventud y virilidad. Antonio Villas Boas alegó que simplemente hizo lo que cualquier joven sano haría en su situación, mientras que Elizabeth Klarer contribuyó al presunto salvamento de una raza alienígena de la extinción.

Sin embargo, la comunidad científica dedicada a la ufología tiende a desestimar estos relatos “eróticos” como subjetivos, relegando las acusaciones de agresión sexual y secuestro a los campos de la psicología y el folclore.

La literatura de los contactados iniciales nos proporciona una rica colección de historias de este tipo, y, sin importar su autenticidad, es lamentable que hayan sido ampliamente ignoradas o ridiculizadas. En su momento, el ufólogo John Keel visitó comunidades universitarias en el noreste de Estados Unidos en la década de 1960, donde varias mujeres jóvenes le confiaron que habían sido víctimas de abusos sexuales por parte de seres extraterrestres. Asimismo, algunos hombres jóvenes admitieron que los extraterrestres les habían extraído semen.

En la década de 1970, la noción de “bebés espaciales” híbridos se popularizó, aunque fue abrazada principalmente por los seguidores del fenómeno ovni, quienes temían que “demonios de platillos voladores” estuvieran llevando a cabo un experimento biológico masivo para crear una raza híbrida que eventualmente se apoderara de la Tierra.

Una década después, estas ideas se habían convertido en una corriente dominante en la ufología. Investigadores serios, entre ellos académicos como John E. Mack y David Jacobs, manifestaron públicamente su creencia en que los “Grises” estaban recolectando esperma y óvulos de los abducidos. No era inusual escuchar a mujeres abducidas hablar de embarazos forzados, extracción de fetos de sus úteros y presentación de bebés híbridos en una especie de guardería en naves espaciales.

Históricamente, los embarazos y abortos han estado envueltos en mitos y leyendas, y quizás no sorprenda encontrar que la mitología ovni se haya utilizado para explicar embarazos inesperados, secreciones “misteriosas” y bebés desaparecidos o deformes.

En la década de 1970, una joven californiana de 19 años atribuyó el nacimiento de un bebé con piel azul y patas palmeadas a una violación en grupo por parte de humanoides de piel azul palmeada que la atacaron después de aterrizar en una playa en su nave espacial. En el folclore, se pueden encontrar relatos similares de encuentros con tritones lujuriosos (el océano tiene cierta afinidad con el espacio), que supuestamente explican el nacimiento de bebés deformes con rasgos de reptiles o peces.

Algunos investigadores son conscientes de las intrigantes similitudes entre la tradición de las brujas y las hadas y los informes modernos de abducciones. En muchas culturas, hasta el día de hoy, se pueden encontrar relatos de encuentros sexuales nocturnos con seres sobrenaturales de todo tipo. En el pasado, cientos de hombres y mujeres confesaron (no siempre bajo tortura) haber tenido relaciones sexuales con demonios. Algunos de estos demonios, con la capacidad de cambiar de forma, se aparecían primero como súcubos para obtener esperma y luego como íncubos para fecundar a mujeres.

Los ufólogos, en particular, han reconocido las similitudes estructurales entre los relatos de encuentros con hadas y extraterrestres. Un estudio reciente realizado por James Pontolillo comparó relatos del siglo XVII sobre relaciones sexuales con demonios con encuentros del siglo XX con extraterrestres y concluyó que ambas tradiciones expresan un temor fundamental a la sexualidad femenina, pero en la actualidad, tanto los cuerpos masculinos como femeninos tienen la misma probabilidad de estar sujetos a estas experiencias.

Whitley Strieber, autor de “Communion”, relató una experiencia famosa en la que afirmó haber sido sometido a una invasión sexual por parte de seres extraterrestres a través de una sonda de 0,3 metros de largo. Strieber quedó sorprendido al descubrir que, al retirar el dispositivo, este resultó ser una construcción mecánica.

En mi propia investigación, tuve la oportunidad de entrevistar a un individuo apodado ‘Martin Bolton’, quien aseguraba tener visiones y comunicaciones telepáticas con tres mujeres jóvenes de origen extraterrestre. En nombre de estas entidades, Martin observaba escaparates de ropa femenina y veía películas pornográficas. Si bien estos seres eran catalogados como “buenos”, los “malos” le causaban dolor en el cerebro y, durante un período de tres años, alargaron su pene durante la noche. En varias ocasiones, Martin fue atormentado con embarazos ficticios.

La película “Alien” (1979), dirigida por Ridley Scott, dramatizó la naturaleza de las agresiones sexuales extraterrestres, mostrando que estos seres no siempre diferencian entre sexos o incluso entre especies.

El historiador David Jacobs, en su libro, ofrece relatos de abducidos forzados a tener relaciones sexuales con otras víctimas mientras los extraterrestres los observaban. Jacobs habla en nombre de muchos que creen que la experiencia de abducción por parte de seres extraterrestres es real, dado que esta parece ser una vivencia espontánea que afecta a un gran número de personas.

Sin embargo, Chris A. Rutkowski, ufólogo canadiense, ha demostrado que la mayoría de los elementos presentes en la narrativa de las abducciones ya se encontraban en una novela de ciencia ficción publicada en 1967, titulada “The Terror Above Us”, escrita por Malcolm Kent. Esta obra anticipó temas ufológicos como el “factor Oz” (la sensación de ser transportado a una realidad diferente), la sensación de frío sobrenatural, la puerta amnésica (el informante no puede recordar lo que ocurrió en una habitación después de entrar), extraterrestres disfrazados y científicos impersonales que experimentan con humanos.

Si bien estas historias son intrigantes, en su mayoría, carecen de evidencia médica sólida que las respalde. La última hipótesis, que sugiere que estos relatos satisfacen alguna necesidad sociopsicológica arraigada en la mente humana, parece la más plausible hasta que se presenten pruebas concretas. En resumen, los encuentros íntimos entre humanos y seres extraterrestres, aunque fascinantes, siguen siendo un misterio sin resolver en el mundo de la ufología.

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