Estudio revela que retirar el soporte vital temprano podría impactar en recuperación de pacientes con lesión cerebral traumática

Investigadores del grupo hospitalario Mass General Brigham, en EE.UU., han llegado a una conclusión impactante: algunos pacientes a quienes se les retiró el soporte vital podrían haber sobrevivido y recuperado cierto nivel de independencia unos meses después de la lesión. Este hallazgo desafía la práctica común de tomar decisiones rápidas sobre la retirada del tratamiento de soporte vital tras una lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés).

El equipo de científicos, liderado por Yelena Bodien, señala que la predicción de resultados después de una lesión cerebral puede ser un desafío considerable. Las familias se enfrentan a la difícil tarea de decidir sobre la continuidad o retirada del tratamiento de soporte vital a pocos días de la lesión, lo que puede ser una presión abrumadora.

El estudio, publicado recientemente en el Journal of Neurotrauma, revela el impacto de retrasar estas decisiones. Los investigadores analizaron los resultados clínicos de 1.392 pacientes con lesión cerebral traumática grave en un período de 7 años y medio. Utilizando un modelo matemático, calcularon la probabilidad de retirada del tratamiento de soporte vital basado en diversos factores.

Los resultados son sorprendentes: una proporción significativa de pacientes que no recibieron la retirada del soporte vital, más allá de los 6 meses, mostraron mejoras en su estado, incluyendo la recuperación de cierto grado de independencia en actividades diarias. Además, más del 40% de los pacientes a quienes se les retiró el soporte vital mostraron alguna mejora en su independencia.

El estudio desafía la noción común de que los pacientes con lesiones cerebrales traumáticas graves tendrán malos resultados. Según los investigadores, esta creencia puede alimentar una profecía autocumplida, donde los médicos suponen resultados negativos basados en datos pasados, lo que a su vez lleva a la retirada del soporte vital y, en última instancia, a más malos resultados.

Bodien y su equipo enfatizan la importancia de un enfoque más cauteloso en la toma de decisiones sobre la retirada del soporte vital. Sugieren que retrasar estas decisiones podría ser beneficioso para algunos pacientes, especialmente aquellos cuya condición podría mejorar con el tiempo.

Aunque los hallazgos son prometedores, los autores destacan la necesidad de más estudios con muestras más grandes para validar estos resultados. Además, señalan que el estudio no incluyó pacientes con muerte cerebral declarada, por lo que los hallazgos no son aplicables a esta condición.

En resumen, este estudio destaca la importancia de una evaluación cuidadosa y a largo plazo en pacientes con lesión cerebral traumática grave. La toma de decisiones precipitadas sobre la retirada del soporte vital podría no reflejar el verdadero potencial de recuperación de estos pacientes.

 

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