En busca de vida en Marte: ¿Un cisne negro en la exploración espacial?
En 1679, los exploradores holandeses llegaron a Australia y se toparon con un fenómeno científico inesperado: el primer cisne negro conocido por la civilización occidental. Este hallazgo desafiaba una creencia profundamente arraigada en la inferencia inductiva, que sugería que lo que había sucedido en el pasado podría predecir el futuro. El filósofo escocés David Hume formalizó este argumento en 1739, argumentando que confiar en observaciones pasadas para predecir el futuro era ilógico.
En nuestras decisiones diarias y políticas, seguimos dependiendo en gran medida de la experiencia pasada. Pero en la exploración espacial, este enfoque puede ser problemático, ya que más allá de la Tierra, desconocemos lo que es “habitual”. Este artículo analiza la misión Mars Sample Return (MSR) de la NASA y la ESA, que tiene como objetivo traer muestras de Marte a la Tierra y su potencial para descubrir vida en el planeta rojo.
En la próxima década, la NASA y la ESA planean enviar robots a Marte para recolectar rocas y polvo del planeta rojo y estudiarlos en la Tierra. La pregunta central que la MSR intentará responder es si alguna vez existió vida en Marte. Si las muestras contienen organismos vivos, será una sorpresa para la NASA, pero su objetivo principal es investigar esta posibilidad.
El proceso de MSR llevará alrededor de cinco años, con un módulo de aterrizaje de recuperación de muestras programado para llegar a Marte alrededor de 2030. Las muestras se almacenarán en un cohete a bordo del módulo de aterrizaje y se transportarán a la órbita de Marte. Luego, el Earth Return Orbiter de la ESA recogerá las muestras y las traerá de regreso a la Tierra, aterrizando en el desierto de Utah entre principios y mediados de la década de 2030.
Si bien la NASA se ha esforzado por minimizar los riesgos de contaminación hacia atrás, la posibilidad de encontrar vida en Marte sigue siendo incierta. Históricamente, la NASA ha asumido que no hay formas de vida en los lugares que pretende explorar. Sin embargo, las investigaciones recientes sugieren que los microbios pueden sobrevivir en condiciones extremas y viajar a través del espacio.
La bacteria Deinococcus radiodurans, por ejemplo, puede resistir dosis altas de radiación ionizante y sobrevivir en condiciones similares a las de Marte. Esto plantea la posibilidad de que la vida en Marte pueda haber evolucionado para resistir su entorno hostil. Además, la diversidad y resistencia de una población de microbios en las muestras de Marte podrían influir en su capacidad para sobrevivir a los viajes espaciales.
A pesar de estas preocupaciones, los expertos en bioseguridad no creen que la vida en Marte represente una amenaza para la Tierra. La patogenicidad y la capacidad de infectar a los organismos son rasgos altamente evolucionados que las formas de vida extraterrestres probablemente no poseerían. Además, el riesgo de que los patógenos terrestres se escapen de los laboratorios es mucho mayor que el de los microbios espaciales.
La historia de la NASA revela desafíos y lecciones en la exploración espacial y la bioseguridad. La agencia ha enfrentado problemas de comunicación, diseño, y seguimiento de materiales extraterrestres en misiones anteriores. El equilibrio entre la seguridad y la eficiencia ha sido un desafío constante, y la cultura de la NASA ha oscilado entre ambas.
La MSR representa un paso audaz en la búsqueda de vida en Marte, pero también plantea interrogantes sobre los riesgos y la bioseguridad. A medida que la NASA y la ESA avanzan en esta misión, es fundamental que aprendamos de la historia y abordemos cuidadosamente los desafíos que surgen en la exploración espacial. En un universo lleno de cisnes negros, la búsqueda de respuestas en Marte sigue siendo un emocionante desafío científico y humano.