El misterio de Boianai: Encuentro OVNI en Papua, Nueva Guinea.

En el vasto paisaje de lo desconocido, hay momentos que desafían nuestra comprensión y nos invitan a contemplar lo inexplicable. Uno de estos momentos se tejió en la aldea de la misión anglicana en Boianai, Papua, Nueva Guinea, en 1959. En ese remoto rincón del mundo, un evento singular se desplegó, capturando la atención del mundo y desafiando las explicaciones convencionales.

El relato comienza con el padre William Booth Gill, un ferviente misionero anglicano dedicado a su labor en la lejana región. La iglesia anglicana australiana había enviado a sus heraldos, entre ellos Gill, para difundir su mensaje en la tierra inexplorada de Papua.

Gill, conocido por su devoción y escepticismo ante lo extraordinario, se encontró envuelto en una serie de avistamientos que desafiaron su comprensión. Todo comenzó el 5 de abril de 1959, cuando Gill avistó una luz inusual en el desolado Monte Pudi. Esta luz, veloz y enigmática, sembró las primeras semillas de asombro en la mente del padre Gill.

Un mes más tarde, su asistente Stephen Moi reportó un avistamiento aún más desconcertante: un objeto en forma de platillo invertido surcando los cielos sobre la misión. A pesar de su escepticismo inicial, Gill no pudo ignorar los eventos que se desarrollaban sobre ellos.

El clímax llegó el 26 de junio de 1959, cuando una luz blanca brillante apareció en el horizonte noroeste. Lo que siguió fue un espectáculo celestial que desafió toda lógica. Gill y más de treinta testigos presenciaron una nave de dimensiones extraordinarias, acompañada por figuras humanoides que parecían realizar una tarea enigmática.

Durante cuarenta y cinco minutos, observaron maravillados cómo la nave realizaba maniobras inexplicables antes de desaparecer en el firmamento. Pero el asombro no terminó ahí. Noche tras noche, el fenómeno se repitió, con la nave y sus ocupantes haciendo su misteriosa aparición una vez más.

Los testigos, entre ellos Ananías Rarata y la señora Nessle Moi, fueron unánimes en sus relatos, respaldando la veracidad de lo presenciado. Gill, meticuloso en sus registros, documentó cada detalle de los encuentros, convirtiendo este caso en uno de los más notables de la historia de los avistamientos OVNI.

Sin embargo, la explicación no llegó fácilmente. Los escépticos, encabezados por el Dr. Donald H. Menzel, intentaron desacreditar los testimonios atribuyéndolos a la miopía de Gill o la credulidad de los nativos papúes.

Pero la verdad persiste más allá de las explicaciones simplistas. Gill y sus testigos desafiaron las narrativas convencionales, dejando una marca indeleble en la historia de la investigación OVNI. La Sociedad Victoriana de Investigación de Platillos Voladores lo resumió mejor: los informes de Gill representan un testimonio único de actividad OVNI, un puente entre lo conocido y lo desconocido que sigue desafiando nuestras concepciones del universo.

El avistamiento en Papua provocó una alianza poco probable entre los grupos de investigación ovni en Australia. Los grupos distribuyeron copias del informe del Reverendo Gill a todos los miembros de la Cámara de Representantes del Parlamento Federal de Australia.

Una carta adjunta instaba a los líderes del gobierno a solicitar al Ministro del Aire que emitiera una opinión sobre el tema, ya que no estaban satisfechos con su reacción inicial negativa. Esta carta obtuvo una respuesta.

El 24 de noviembre de 1959, ED Cash, que era miembro liberal del Parlamento, preguntó al Ministro del Aire, FM Osborne, si habían investigado siquiera los avistamientos en Papúa. La respuesta de Osborne fue que todavía estaban esperando más pruebas antes de hacer un informe “oficial”. En sus propias palabras;

gilldrawing El misterio de Boianai: Encuentro OVNI en Papua, Nueva Guinea.

“La mayoría de los avistamientos de ovnis se explican y sólo un porcentaje muy pequeño, algo así como el 3 por ciento, de los avistamientos reportados de objetos voladores no se puede explicar”.

La respuesta del Ministro del Aire australiano debía tomarse a la ligera, teniendo en cuenta que ni siquiera habían entrevistado a Gill, hasta que el Ministro de Defensa solicitó una investigación sobre el asunto. La RAAF finalmente entrevistó a Gill en diciembre de 1959, unos seis meses después de los avistamientos.

Gill relató que la entrevista consistió en dos oficiales que hablaron sobre estrellas y planetas, y luego se fueron. No supo más de los dos. La RAAF finalmente emitió una opinión sobre el caso… y una opinión negativa. El líder del escuadrón, FA Lang, declaró:

Dibujo de branquias de avistamiento”Aunque el Reverendo Gill podría ser considerado como un observador confiable, se cree que los incidentes de junio/julio no podrían haber sido más que fenómenos naturales coloreados por eventos pasados ​​e influencias subconscientes de los entusiastas de los ovnis.

Durante el período del informe el tiempo estuvo nublado e inestable con tormentas ligeras.

Aunque no es posible sacar conclusiones firmes, un análisis de los rumbos y ángulos aproximados sobre el horizonte sugiere que al menos algunas de las luces observadas eran los planetas Júpiter, Saturno y Marte”.

Desde los insólitos acontecimientos de 1959, ha habido muchas “explicaciones” del suceso, todas ellas por parte de personas que no habían presenciado el suceso. La mayoría de estos son, como era de esperar, panaceas para los informes generales de avistamientos. Entre ellos se encuentran el engaño, los planetas, las estrellas, la identificación errónea astronómica, la miopía de Gill, etc.

Ninguno de estos aborda realmente el evento tal como sucedió. El Dr. J. Allen Hynek investigó el avistamiento detenidamente y dio sus habituales conclusiones bien pensadas.

Su investigación del “Centro de Estudios OVNIs” incluyó al respetado

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